El homicida accidental
Como es sabido, la imaginaria villa de Rijogrande es una población manchega, no demasiado grande, pero tampoco demasiado pequeña. Es el hábitat natural de la fauna autóctona que se podría dar en cualquier pueblo, por poco probable que pudiera parecer a bote pronto: un cacique, un concejal rijoso, otro cínico, unos nostálgicos del franquismo, viejos sin escrúpulos muy aburridos, …
En esta localidad se jubila un peculiar personaje. Su nombre es Judas-Odón, aunque es más conocido como Jodón: ex matón del cacique, ex funcionario del ayuntamiento, divorciado, con un único amigo que es su perro.
Lleva mal la jubilación, de modo que se mete en líos que, muy a su pesar, lo llevan al homicidio, pero siempre sin querer. Es decir, al homicidio accidental. Así, por casualidad, descubrirá aficiones que le hacen más soportable su retiro. Aficiones que no son los típicos hobbies de anciano. Pero para comprenderlo es mejor conocer toda la historia.
Pasen, pasen y lean las aventuras y desventuras de Jodón, un jubilado de pueblo.
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